martes, 19 de diciembre de 2017

La crisis constitucional australiana de 1975

En esta ocasión voy a tratar una de las mayores crisis políticas e institucionales que a padecido Australia desde su formación como Estado en 1901. Me ha parecido interesante porque, por un lado, demuestra que los sistemas constitucionales pueden verse afectados problemas de inestabilidad, fruto de la nula previsión de ciertos sucesos que pueden darse.



Para introducirnos un poco en el sistema político australiano, se trata de una monarquía parlamentaria federal. El jefe de Estado es la reina de Inglaterra, la cual es representada por un Gobernador General, que adquiere todos sus poderes y derechos. El poder legislativo reside en el Parlamento, el cual está dividido en una cámara baja, la Cámara de Representantes (House of Representatives) y el Senado (Senate), siendo la primera la más relevante políticamente. El Senado también tiene una influencia política notable, pudiendo bloquear las propuestas aprobadas por la Cámara de Representantes; esto es esencial para entender este caso. Además, Australia se compone de seis Estados y dos Territorios con autonomía política.


En Australia se da un sistema bipartidista, entre el Partido Laborista (centro-izquierda) y la Coalición Liberal-Nacional formada por el Partido Liberal (centro-derecha), y el Partido Nacional (anteriormente llamado Country Party, defensor de los intereses de los agricultores y ganaderos del país). Este sistema se ve favorecido por el sistema electoral de circunscripciones uninominales (un diputado por circunscripción) de la Cámara de Representantes, que dificulta la entrada de partidos minoritarios.


Gough Whitlam
Desde 1949, la Coalición Liberal-Nacional se hizo dominante a nivel federal, ganando las sucesivas elecciones frente a un Partido Laborista con crisis internas, facciones y líderes débiles. Esta "travesía por el desierto" finalizó con la elección de Gough Whitlam, representante del ala más izquierdista del partido, alcanzó el liderazgo de los laboristas australianos. En 1972, los laboristas volvieron a ganar las elecciones federales, y Whitlam fue nombrado primer ministro.

Whitlam puso en marcha un ambicioso programa de reformas, como la eliminación del servicio militar obligatorio, favorecer la integración de los aborígenes, y la instauración de un sistema público de sanidad y educación, entre otras. Sin embargo, el Senado, de mayoría Liberal-Nacional, vetaba parte de las reformas. Por esto, Whitlam decidió disolver las cámaras y convocar nuevas elecciones en mayo de 1974. Los laboristas volvieron a ganar en la Cámara de Representantes, aunque con una mayoría mas ajustada, y en el Senado se produjo un empate entre los laboristas y la coalición conservadora, siendo decisivos los senadores independientes. En julio, es elegido como Gobernador General John Kerr, de la confianza de Whitlam.

La cosa cambió cuando tuvo que sustituirse a un senador para que este ocupara un cargo en el poder judicial federal. La oposición defendió que el puesto fuera ocupado por un independiente, ya que las reglas de la cámara solo permite sustituir a un senador por otro del mismo partido en caso de fallecimiento o incapacidad. Además, el fallecimiento de un senador laborista por Queensland llevó a que la cámara de dicho Estado eligiera a un miembro contrario a Whitlam, que impugnó su elección ante los tribunales. De esta forma, quedaron dos puestos vacantes, y la coalición Liberal-Nacional obtuvo la mayoría en el Senado.
Malcom Fraser

Con esto, se produjo un bloqueo, que paralizó la aplicación de reformas y los presupuestos federales. La Coalición Liberal-Nacional exigió nuevas elecciones, a lo que Whitlam se negó. En 1975, ante la situación de parálisis, el Gobernador General, Kerr, decidió hacer uso de sus poderes constitucionales y cesó a Whitlam, nombrando al líder de la Coalición, Malcom Fraser, como Primer Ministro. La Cámara de Representantes intentó evitarlo con una moción de censura, pero la disolución del Parlamento ya era un hecho. En las elecciones de 1975, Fraser obtendría la mayoría en las dos cámaras, acabando con tres años de gobierno laborista.


Como dije al principio de esta entrada, cualquier país del mundo puede verse afectado por crisis políticas. Además, sería necesario reflexionar acerca del poder que debería tener un jefe de Estado, al que se le supone neutralidad e independencia con respecto a los poderes políticos.

Para ver más:
-https://www.elimparcial.es/noticia/153447/opinion/patologia-constitucional:-una-crisis-de-manual.html






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