martes, 24 de enero de 2017

Acerca del centenario de la Revolución de Octubre

El pasado 21 de Enero se cumplían 87 años desde el fallecimiento Vladímir Ilich Lenin, sin duda uno de los personajes más influyentes del siglo XX, que demostró a la clase obrera mundial que era posible establecer un sistema inspirado en el marxismo. La Revolución de Octubre de 1917 es, sin lugar a dudas, el proceso de cambio más radical que se haya producido jamás, haciendo que un Estado anclado en un sistema semifeudal se convirtiera en el primer Estado socialista del mundo, y en la segunda ocasión en la que la clase obrera tomaba el poder por la vía revolucionaria (la otra ocasión fue con la proclamación de la Comuna de París de 1871, que duró poco más de dos meses). Este acto histórico servirá de inspiración para otros actos revolucionarios como en Hungría entre Marzo y Agosto de 1919, donde se instauró una República Socialista liderada por Béla Kun, que fue aplastada por las fuerzas extranjeras en el marco de la Primera Guerra Mundial. Estas revoluciones, como también ocurrirá en Cuba en 1959, se produjeron contra regímenes autoritarios y represivos al servicio de las clases dominantes, en las que la entrada en el poder mediante las elecciones era imposible por su nula existencia o por el fraude electoral, que no dejaba otra alternativa que la revolucionaria para alcanzar el poder.

También cabe destacar la Revolución Espartaquista de Alemania producida entre Noviembre de 1918 y Enero de 1919 en Berlín, Alemania, que también acabó con la actuación represiva del gobierno de la República de Weimar. Entre los participantes de la sublevación destaca Rosa Luxemburgo, destacada dirigente marxista y teórica feminista, que acabó siendo encarcelada, torturada y asesinada por el gobierno alemán junto a su compañero Karl Liebknecht.
 Si bien discrepo por la posterior evolución que tomó la Rusia soviética (que en 1922 se convertiría oficialmente en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas o URSS), en especial en la época de el excéntrico Stalin, debo reconocer que su existencia ayudó a las clases populares a tener un protagonismo nunca antes visto, con la concesión de derechos a los trabajadores, aunque en los Estados capitalistas se dió no tanto por razones de justicia social, sino para calmar el movimiento obrero y darle una alternativa socialdemócrata de desarrollo, como ocurrió en Suecia y Noruega.

Para conmemorar este hecho histórico, no solo para toda la humanidad, sino para la clase trabajadora mundial, se ha creado en España la Comisión del Centenario de la Revolución Socialista de Octubre cuya página web es https://octubre1917.net/ . También es posible unirse a la comisión desde la propia web.



lunes, 23 de enero de 2017

Democracia participativa(3): ¿como funciona?


En esta nueva entrada voy a tratar de una forma sencilla como es el funcionamiento del elemento fundamental del sistema político suizo: el referéndum. Esta herramienta permite a los ciudadanos suizos, independientemente del nivel territorial (federal, cantonal o comunal) plantear un plebiscito acerca de cualquier asunto. Además, es necesario que cualquier modificación de un artículo de la constitución federal o cantonal pase por la ratificación de un  referéndum. Sin duda, es algo que deberíamos exportar (con sus debidas adaptaciones) al sistema político español para fomentar la participación de la ciudadanía en la política y para que nuestros políticos tengan en cuenta a sus votantes más allá de las épocas electorales.
Conviene señalar que Suiza no es exactamente una democracia directa: el pueblo no regula directamente todas sus leyes, salvo en los semicantones (cantones pequeños), y en los pequeños municipios, donde existen las Landsgemeinde, asambleas ciudadanas como aparece en la imagen de arriba. Al igual que en nuestra democracia representativa, Suiza posee las mismas instituciones básicas de cualquier democracia (un Gobierno, un parlamento y tribunales), que tienen el mismo funcionamiento. La diferencia con nuestro sistema consiste en que la ciudadanía puede actuar en un mayor grado que en nuestro país, al que se le pregunta por cualquier cambio constitucional, o de un tema que haya creado discrepancia en el Gobierno federal o cantonal, ya que sus gobiernos están formados por coaliciones. El hecho de que se tenga que pasar por el veredicto de las urnas todo cambio constitucional, por mínimo que sea, me parece algo lógico: si la constitución fue aprobada por referéndum, todos sus cambios se deben efectuar de la misma forma. Que aprenda nuestro Gobierno cuando lo haga, si es que lo hace, cosa que dudo mucho del gobierno del PP (no lo hizo con el PSOE ciando cambiaron el artículo 135 de la Constitución).
Además, un conjunto de ciudadanos puede exigir la convocatoria de un plebiscito si consiguen un número de firmas establecidas por la ley, dependiendo del nivel territorial de la consulta y de si afecta a leyes comunes o de mayor importancia, como los cambios constitucionales que he comentado.
Para que una ley sea aprobada por votación popular, a nivel federal, es necesario que pase por una confirmación doble: no basta solo que el SÍ se imponga al NO en votos, sino que debe ganar el SÍ en la mayoría de cantones.

MODIFICACIONES DE LA CONSTITUCIÓN
Si se consiguen un mínimo de 100000 firmas, los ciudadanos pueden solicitar la modificación de las leyes constitucionales. Sin embargo, antes de celebrarse la consulta, el cambio debe pasar por el visto bueno de las dos cámaras federales y del Consejo Federal (Gobierno). Tras pasar esta fase, se convoca el plebiscito para confirmar o rechazar la modificación.
Dicho esto, de las muchas modificaciones sometidas a referéndum, entre1891 y 2007 se han llegado a aprobar 15. Esto no quiere decir que este procedimiento sea inútil, ya que han conseguido abrir importantes debates en la opinión pública helvética, que no se hubieran producido de otro modo. Es esto lo que yo siempre argumento para apoyar la implantación de este sistema, para darle a la gente la posibilidad de abrir discusiones sobre temas que son silenciados por la clase política y los medios de comunicación.

REFERÉNDUM FACULTATIVO
La convocatoria de plebiscitos por iniciativa popular también puede darse para intentar revocar una ley aprobada por el parlamento que no goce de apoyo popular; es lo que se denomina referéndum facultativo. Para ello, se deben conseguir un mínimo de 50000 firmas (por tratarse de leyes comunes) para convocarlo, sin necesidad de pasar por el parlamento ni por el ejecutivo suizo. Esto es lo que realmente hace de Suiza un país con un sistema democrático único. Además, se obliga al Gobierno y el Parlamento a que tengan en cuenta a sus ciudadanos en todo momento y busquen el máximo consenso posible (a ver si en España aprendemos esto).

VOTACIONES A MANO ALZADA

El peculiar sistema suizo de democracia participativa posee estas mismas herramientas a nivel cantonal. Cada cantón varía el número de firmas necesarias en sus Constituciones según su población, pero el proceso es similar que en el sistema federal.
Es posible que los ciudadanos sean sus propios legisladores en los municipios a través de la creación de un "legislativo popular". Y, como colofón, en el cantón de Glauss y en el semicantón de Apenzal Rodas el parlamento es sustituido por una asamblea popular denominada "Landsgemeinde" .

A ver si nos concienciamos y exigimos este sistema de verdadera democracia, aunque sea a nivel municipal y autonómico. De esa forma, las cosas cambiarán de verdad.

NOTA: aunque el enlace que se proporciona es de un grupo libertario (liberales extremos), coincido en su concepto de democracia, no así en el resto de sus posturas.